lunes, 1 de octubre de 2007

DE ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE (LOS SUEÑOS)


Muerte es todo lo que vemos despiertos; sueño lo que vemos dormidos.

HERACLITO DE EFESO (540 AC-470 AC) Filósofo griego.


Faltaba muy poco para que el reloj marcara las cinco de la mañana. El ambiente de luz tenue sobre la cama, sin ningún sonido. La oscuridad color azul miedo hacia que la casa pareciera embrujada; Pero en realidad solo era un hogar tranquilo.

En la cama recostado con movimientos rápidos de ojos, como si estuviera convulsionándose dormía intranquilo, con las manos casi desgarrando las sabanas. Era él joven Anec un chico tranquilo no muy alto, con esas manos bien recias y firmes casi perfectas. Se tomaba firmemente del colchón con una fuerza intensa como asegurando no caer de la cama, que pareciera que esta estuviera volteada.

Tenia un sueño. Despertó empapado de sudor y respirando muy rápidamente, se sentó sin dejar de prender entre sus manos las sabanas, respiro profundo tratando de tranquilizarse y después del momento de exaltación se recostó y su mente se lleno de los recuerdos del sueño que no se detallaba muy bien en su mente. Recordaba y recordaba el mal momento que paso sin poder ya dormir más tiempo. Solo se quedaba recostado hasta que la luz del amanecer apareciera por la ventana.

¡Un mal sueño! Se levantaba tratando de olvidar todo cuando de repente su mente lo traicionaba y recordaba nuevamente su sueño. La luz lo tranquilizaba un poco cada vez que Sé hacia mas intensa-Me gustaría que no fuera necesario dormir- se dijo Anec-. Desde hace tiempo mi sueño no es nada placentero y es mejor estar despierto... Y se dispuso a disfrutar el día.

Dormir para el joven Anec era como estar en un mundo de divagaciones cercanas a la melancolía, prefería estar en lo que para él era la realidad: la vida, no los sueños. Su vida era marcada por las acciones que él hacia. Dormir nunca había sido placer para el. Sus sueños se habían convertido en un mundo muy extraño lleno de temor, llanto, gritos de desesperación, cosas que podían llevar a la locura después de estar expuesto a este tipo de sueños. Mal presagio...

Pero no se puede estar mucho tiempo sin dormir y la noche cayo mucho mas rápido de lo que Anec hubiera deseado. Un pestañeo alertaba al joven Anec de que su cuerpo estaba listo para dormir. Anec abría los ojos, y mientras más le pesaban los ojos notaba que la claridad de su vista se convertía en oscuridad, comenzó a soñar cosas que el no podía tomarles forma y poco a poco se acercaban a el. Sus sentidos estaban al tope en un nivel que en veces pareciera que estuviera haciendo muchas actividades.

-¡La pequeña burbuja!- dijo entre sueños. Y sin saberlo rápidamente levanto su mano esperando que la burbuja llegara a estar sobre su cama. La brillante burbuja que irradiaba destellos de luz blanca relajaba a Anec y estuvo sobre él. Era muy hermosa, y el joven Anec, con su mano en lo alto no se sentía intimidado, trato de tocarla y después bajo su mano al no lograrlo.

La burbuja regresaba al lugar de donde salió: el armario. Regresaba lentamente como haciendo una inspección del cuarto; Pero cuando iba regresando parecia opacarse un poco.

Anec comenzaba a pensar que el sueño no era tan malo esta vez, con la hermosa burbuja que apareció tan real que parecía su realidad. El joven Anec despertó tranquilamente sin un mal sueño, teniendo la seguridad de que su sueño no era mas que el principio de un nuevo capitulo en su vida.

En el nuevo día el joven Anec se puso a pensar acerca de que el dormir mucho era un peligro para él y para los demás también. Dormir era igual a no vivir en el mundo de Anec.

Para Anec en lo particular, el no vivir se concentraba en dos cosas: el estar tirado en la cama, retorciendo los resortes de esta sin hacer nada, y los sueños que no dejaban descansar lo necesario y no permitia estar al joven Anec plenamente en su realidad.

Entonces había que tratar de erradicar el sueño. Anec espero la noche para empezar la huelga del sueño. Se puso en concentración y a sí mismo a todos sus sentidos. El joven Anec esperaba no tener un encuentro con sus sueños, tuvo tanta resistencia que el reloj ya marcaba las cuatro de la mañana y sus sentidos organizados aun para obedecer al joven Anec.

Los ojos de Anec claros y con un color verde cálido que hacían de sus miradas las más misteriosas. Servían de un buen lugar a uno de los sentidos que te abren el mundo de las imágenes: la vista.

En esa madrugada acompañada de una campaña de “no sueño” la vista no trabajo más. Los ojos de Anec habían cedido a la necesidad natural de dormir. Pero Anec tenia ese pensamiento de no sueño porque en realidad existía un miedo muy presente a la hora de dormir. En un momento dado del lapso en que Anec cerro los ojos y comenzó su sueño apareció la silueta de un hombre que se acercaba despacio y sigilosamente al pie de la cama.

Después el sueño comienza y hasta se puede sentir una sensación de viento sobre la cara, que no es mas que la pequeña respiración que se tiene durante el sueño, también la presión sanguínea desciende al igual que los latidos del corazón y el cuerpo pierde calor.

Una hoja de un árbol cae, y Anec se encuentra en la línea que divide la ciudad del bosque. Mira alrededor y esta solo, seguro y sonriente de su feliz existir. La ciudad pesadísima productora de ruido y movimiento al mismo tiempo, ofrece estos fenómenos: ¡El metro se irguió de pronto sobre sus ruedas traseras y se halla a la luz del sol! ¡de todos lados! ¡bien erguido y al sol!.

¡A veces se necesita poco para decidir un destino: el bosque tranquilo y eficiente, con una hoja cayendo de un árbol seguramente la mejor decisión es el bosque. Anec fue esa hoja. Ahora es lo que es, y emprende el viaje adentrándose al bosque despacio y maravillado. Se puede observar un rió a lo lejos con un poco de neblina que impide ver que hay mas allá. De repente Anec se encuentra entre miradas alarmantes de bestias parecidas a panteras gigantescas con brazos y garras impresionantes.

Con un grito sin ruido Anec intenta correr pero sus pasos parecen ser los mas cortos y pesados que ha dado en su vida, la atmósfera que rodea el sueño de Anec ahora es un lugar sin cielo que rodea su cabeza succionando parte de su cerebro, y las malditas bestias... desaparecen entre las sombras de los árboles, y Anec se ve despierto a si mismo tratando de entender cual es su realidad.

Anec sabe que algo a hecho, algo que se multiplica en torno al nivel de maldad de lo que haya hecho, y no lo puede recordar. Poco a poco su actitud se recoge, su espalda se pone erguida y sus uñas se clavan en el colchón... ¡y lanza un largo, estruendoso grito!

Despierto entonces, en un ¡trac! Y un suave relámpago cuyas conmociones ya venia sintiendo de tiempo atrás, comprende que sé esta volviendo loco. ¡Loco! ¡es justo sentir el golpe de esta impresión en plena vida, mil veces peor que la muerte!

El tiempo ha pasado: son las siete de la mañana. Anec toma aliento y con la llegada del día todo parece remontarse en su sitio pero esto se rompe con el estallido de un recuerdo en su mente: -¡loco ahora y para siempre!-

Anec comenzaba a confundir su concepto de realidad y ahora no podía explicarse a sí mismo en vida, qué era vida, y en sueño, que era sueño. Había llegado el punto en que sus sueños ya pertenecían a una realidad misma en su vida.

¡Oh! No son suficientes un carácter templado y la dedicación de tu vida a vivir y de dormir a descansar nada mas sin confundirte sí estas o no estas.

Tranquilidad, paciencia, trabajo y vida: Ninguno de estos motivos son suficientes para dejar de soñar. ¿ por que no soñar despierto? – se preguntaba Anec- nada ni nadie ha respondido. Por su rumbo va Anec tratando de responder una pregunta que el mismo se formulo y que al parecer después de analizar un rato llego a la conclusión de que la respuesta la iba encontrar solo durmiendo y soñando.

La peor pesadilla de Anec era dormir y soñar, pero si quería encontrar respuesta a su pregunta, tenia que soñar.

Después de un día que para Anec fue eterno y que espero la noche con mas interés olvidando el miedo, el mismísimo Anec le dio la despedida al día observando como la tarde moría en su cuerpo, llego la noche y por consecuencia la hora de dormir.

Esa noche que Anec había esperado tanto, no fue lo que él esperaba. A donde quiera que miraba, no sucedía nada. Anec no podía conciliar el sueño, no había hecho nada en el día solo por esperar la noche.

Todos los sueños pasados de Anec flotaban y danzaban en su mente como un reflejo de otro él, en un pasado que no le pertenece. La única percepción de su existir, pero indiscutible como un golpe dado en silencio, es que de aquí en un instante moría.

¿Pero cuando? ¿Qué segundo y que instante son estos en que esta exasperada conciencia de vivir todavía dejara paso a un cadáver?

¡Oh! Romántico color de la muerte ¿es la muerte vida o sueño? Anec atacaba su mente con preguntas que no se respondía y esperaba que el sueño llegara a su cama y respondiera.

Bajo las pesadas cobijas Anec poco a poco iba dándole cabida al sueño, tal vez ya era necesario. -¡solo recuerdo una burbuja, un hombre, y unas bestias! ¿todo va estar bien verdad?-. Esa noche no hubo respuestas a las preguntas de Anec y solo paso como una noche más.

Al día siguiente todo mostraba un ambiente de sequedad en el aire y de preguntas sin respuesta que Anec se había formulado. Todo giraba alrededor de Anec como una terrible enfermedad que lo iba asechando y el no sabia como actuar. Anec meditaba acerca de sus sueños, no podía entender el significado de estos. El paisaje de su existencia se tornaba agresivo y ahora Anec deseaba la paz.

En la tarde reinaba un silencio de muerte en el ambiente. Por la cabeza de Anec rondaba el sueño en el que despertó empapado de sudor y el corazón a punto de salir. Tal vez fue el sueño que más resintió en la sangre que fluía por sus venas hinchadas de temor, pero no lograba recordar lo sucedido en ese sueño.

-¿Será posible recordar ese sueño tan fugaz?- Anec continuaba preguntándose infinidad de cosas que empezaban a asustarlo pues comenzaba a sospechar que había perdido su mundo de realidad sintiéndose a la deriva de lo inesperado, a la deriva de la locura...

La noche ¡oh! gran noche. Comenzaba a sentirse el abrazo de la noche en la habitación de Anec y él quería descubrir que sucedía en torno a su... vida.

La tensión en la oscuridad de la noche aumentaba con sensación de tranquilidad y explosión al mismo tiempo, y de pronto Anec sintió la presencia casi invisible de alguien que como relámpago había invadido el sueño de Anec que volvía a ver esa silueta de un hombre-¡por fin!- grito Anec con dificultad; una desgarrante sequedad de garganta le arranco el siguiente grito de desesperación que sé diluia en sus ojos como tratando de decir:

¿qué pasa?.

El hombre toma la mano de Anec que él sintió como un toque de metálica frialdad, que lentamente se convertía en un calor de bienestar. Sigiloso el hombre de la silueta levantaba su mano en dirección de la cabeza de Anec y al postrar su mano en la frente de Anec, con voz suave el hombre hablo y le dijo: No tengas miedo, tus sueños seran uno solo en cualquier momento y sé convertiran en una realidad que con el tiempo podras ir dando forma de acuerdo a tu percepción de realidad, de tus sueños y de tu vida, en un instante que sera eterno.

-¿Que eres? ¿quién eres? Preguntaba Anec con voz temblorosa y casi imposible de percibir, con las manos firmes llenas de intranquilidad sobre su cama.

-¿No adivinas?- Que te parece si te digo que soy quien decide tu realidad por las noches, quien te pone intranquilo cada vez que tienes un sueño, o que te parece si te digo que soy quien decide tu camino de este lado de la vida, de esta realidad que para ti no lo es y significa temor en ti y no realidad en tu existir.

Tu problema es que quieres todo sin dar nada a cambio. ¿sabias que pudieras estar loco? Preguntaba el hombre al joven Anec con voz suave y en ocasiones con tonos de belleza sombría y calma que cobraba una majestad única.

-¡No, no estoy loco!- replicaba Anec con gritos que morían en la mitad del camino.-Tienes razón, no estas loco; Ahora dime, ¿Estas vivo?-¡si, si estoy vivo! Repetía una y otra vez Anec, y el hombre lo atormentaba con preguntas que confundían aun más la situación de Anec. Pero Anec quería estar bien, quería su propia realidad, su vida. Anec seguía repitiendo que si estaba vivo...

-¡No, no estas vivo!- afirmo el hombre, con un grito que devoraba toda expresión y posible e inútil respuesta de parte de Anec.-Para ti los sueños no son realidad, y estas en un sueño, eso significa que no existes, ¡qué estas muerto!. Es mejor que estar loco, ¿no lo crees?.

Con voz cada vez mas entenebrecida, Anec de pronto sintió que estaba helado hasta el pecho y repetía que no estaba muerto.- ¡No quiero estar muerto! ¡ no estoy muerto!.

-Bien, entonces estas loco. Afirmo el hombre.- ¡no, loco no, loco no!- Es verdad, hay que darte lo que deseas en realidad, dijo el hombre: Desde este momento ya estas muerto.

Estas palabras se unieron en un grito inerte de Anec que replicaba que todo estaba bien y que todo esto no era mas que un mal sueño, que no estaba ni loco, ni muerto y que el bienestar iba llegar.

¡Basta!- Ahora estas muerto y quiero que recuerdes estas palabras para que sepas que no soy injusto y que la muerte fue lo que quisiste:

¡Loco! ¡es justo sentir el golpe de esta impresión en plena vida, mil veces peor que la muerte!. –Bien, estos fueron tus deseos Anec, prefieres la muerte antes que saber que estas loco y ahora muerte tienes.

Anec no asimilaba aun las palabras de este hombre misterioso e imponente. Todavía no sabia quien era. Y se sentía aterrorizado porque todo parecía tan real que Anec se hundió en un estremecimiento total. Entonces Anec alucinado de excesiva fatalidad, no movía siquiera las pestañas, no sabia que sucedería, pero si imaginaba que todo iba a tener una explicación y trato de mantenerse con fuerza para aguantar lo que violentamente veía proyectado en ese hombre de extraña naturaleza.

Pasada la pesadilla-¡cargada de improviso horror!- Anec quiere creer que aun esta vivo, pero la realidad, su realidad no lo creerá así, no creerá que lo real es el joven Anec.

-Ahora que estas más tranquilo, comenzare por presentarme, y no te preocupes Anec, todo va estar bien. Yo soy Morfeo, dios de los sueños, y estoy aquí para explicarte todo lo que té ha acontecido en los últimos días.

Morfeo parecía ser un buen hombre y Anec se sintió más tranquilo en este nuevo ambiente más cálido. El hombre de la silueta, tranquilo y con la serenidad reflejada en su apariencia comenzó:

Anec, lamentablemente tengo que informarte que sufriste un accidente, estas destrozado y tu estado hasta hace unos días era muy critico. Estabas en coma y el destino decidió convertir tu realidad en un sueño, que al menos en esta realidad, en este sueño, si estas completo y puedes andar.

-Morfeo ¿Pero porque no me recibiste inmediatamente en tu realidad?. Esos sueños, esa preocupación, ese temor, pudiste haber evitado todo lo que pase. Si ya había muerto de que servían los sueños que me mandaste.

Anec, con lagrimas en los ojos seguía cuestionado a Morfeo del porque le había hecho soñar todo ese tipo de cosas. Anec no entendía el objetivo de estos sueños.

Morfeo retoma la palabra después de haber escuchado al joven Anec y afinando su voz explico: Mi ocupación no es decidir si mueres o no mueres haya en lo que tu llamas realidad. Esa ocupación la tiene tu destino que inmediatamente después de que mueres en tu realidad, el destino convierte tu realidad en un sueño y en ese momento es cuando inicia mi trabajo.

En el pequeño lapso que existe entre la llegada de tu muerte y tu muerte en si, yo Morfeo debo analizar los pensamientos de toda tu vida, para así saber que lugar ocuparas en mi mundo de sueños. Esto lo hago por medio de los sueños; El primer sueño no lo recuerdas, solo yo puedo adentrarme a ese sueño, simplemente para saber porque razón estas ya de este lado, por eso es el sueño más intenso, porque es como volver a sentir el momento en que tu dejaste de estar en tu realidad y mueres.

La burbujita que soñaste es solo un vigilante de tu sueño que aparece periódicamente para vigilar el orden en tu sueño y darte tranquilidad para no hacerte tan pesada la muerte. Siempre te estuvo vigilando, todas las personas tienen un vigilante de los sueños, solo que muy pocos pueden recordarla.

Anec iba entrelazando sus pensamientos de tal forma que iba asimilando su realidad y lejos de ver los sueños como algo inservible, deseaba saber mas para poder asimilar mejor su muerte.

El sueño del bosque y la ciudad era para saber como había influenciado tu destino haya en tu realidad. Tu elegiste el bosque y lo que parecía ser el mejor lugar, no lo fue. Las bestias que estuvieron detrás de ti, eran la maldad que tu cometiste en vida y te perseguían para tomar venganza de lo que tu pudiste haber dañado en aquel mundo, pues en esta realidad que ahora estas debes aprender que tus buenas acciones serán recompensadas y las malas te harán estar huyendo de aquí.

Morfeo continuaba explicando con ese temple de acero, que lo empezaba a caracterizar, mientras Anec comprendía delicadamente lo que Morfeo decía.

Durante tus sueños te preguntaste: ¿por qué no soñar despierto? Y tuviste un acierto al razonar y decidir que las respuestas se encuentran donde inicio el problema o bien la pregunta.- Te imaginas a un muerto viviente. La realidad puede ser vida o muerte, vida o sueño. Soñar despierto es en vano, sueñas solo cuando duermes o mueres, así como dormir se hizo para la noche.

Anec comienza a tener la aceptación de que su existir es la muerte. La pregunta es cuando y la respuesta es cuando este preparado a actuar o estar en cualquier realidad en la que se encuentre.

Anec entonces esta listo para vivir una realidad que es un nuevo despertar de su existir. Los sueños ya no deben ser para el joven Anec algo no deseado puesto que ahora esta en uno y no falta mucho para el amanecer.

CARLOS VARGAS

La muerte no es más que un cambio de misión.

LEON TOLSTOI (1828-1910) Escritor ruso.

2 comentarios:

SCL dijo...

Me lo pase como 1 hora aca, me acorde de las primeras veces por mexico..te seguire leyendo

Monny dijo...

Hola, gracias por la visita a mi Blog y el comentario; y si ya no soy invisible jajajaja.

Como puedes ver también ando por el tuyo, me quede pegada en este escrito y mientras lo leía, pensaba menos mal que para mi mis sueños son parte de mi realidad, (soy una soñadora), luego de pesar esto, me quede leyendo tu blog, me gusto mucho y yo también te estare mirando.

Cariños